lunes, 1 de noviembre de 2010

Desesperanza


Se sentó a orillas de la laguna, esa que no había visitado hace dos años, con la fe de encontrar los peces que siempre alimentaba; Lanzaba pequeños trocitos de pan al agua con la esperanza de que se agolparan para comer, en la superficie, donde ella pudiese verlos y admirar sus platinados colores.
Sin embargo en su ausencia alguien había transformado el paisaje natural en un juego artificial de aguas sin vida en las que no había nada mas que tranquilidad soñolienta y estatuas monumentales, reflejo de pasmada vida y tristeza.
Ella no desistió, siguió lanzando pan mientras en el agua se acumulaban las migas como en sus ojos las lágrimas.
El pan en la laguna inerte es como hablar con una lapida en el cementerio: Ahogar la desesperanza con muchas palabras, creyendo que queda algo donde es seguro, ha dejado de revolotear la vida.


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